segunda-feira, 30 de abril de 2012

Cómo hacer la evaluación de riesgo ambiental de los transgénicos: Siete peligros presentidos, siete preguntas clave y los siete errores capitales

Con la aproximación de la Rio +20, el tema de los posibles impactos ambientales de los transgénicos, se calienta otra vez. Sin embargo, temores antiguos no se han concretizado, pasados más de 15 años de uso de transgénicos en larga escala. La percepción quizás excesivamente precaucionaria de los riesgos ambientales de los transgénicos está claramente listada en una publicación de Altiere de los anos 90 (http://www.era-mx.org/documentosinteres/manejosostenible/riesgocultivtransgen.html), por su vez basada en otras publicaciones anteriores, como Rissler, J. y M. Mellon, 1996 (The ecological risks of engineered crops. MIT Press, Cambridge). Como ejemplo empleamos la lista de siete peligros de la publicación de Altieri abajo:

1.       La expansión de los cultivos transgénicos amenaza la diversidad genética por la simplificación de los sistemas de cultivos y la promoción de la erosión genética.
2.       La potencial transferencia de genes de cultivos resistentes a herbicidas (CRHs) a variedades silvestres o parientes semidomesticados pueden crear supermalezas.
3.       Cultivos resistentes a herbicidas voluntarios (es decir, las plantas que surgen espontáneamente en el área de cultivo o en otro ambiente) se transformarían subsecuentemente en malezas.
4.       El traslado horizontal vectormediado de genes y la recombinación para crear nuevas razas patogénicas de bacteria.
5.       Recombinación de vectores que generan variedades del virus más nocivas, sobre todo en plantas transgénicas diseñadas para resistencia viral en base a genes virales.
6.       Las plagas de insectos desarrollarán rápidamente resistencia a los cultivos que contienen la toxina de Bt.
7.       El uso masivo de la toxina de Bt en cultivos puede desencadenar interacciones potencialmente negativas que afecten procesos ecológicos y a organismos benéficos.

Los siete peligros arriba son la típica mescla de percepciones de posibles daños biológicos con la falta de conocimientos en agronomía y biología, pero sobretodo, con la falta de una sistemática de evaluación de riesgo. No será posible en este corto espacio del blog rechazar los equívocos científicos que pudieran conducir a la formulación de la lista arriba, pero concentraremos nuestra atención en la sistemática de la evaluación de riesgos.

Siempre que uno empieza una evaluación de riesgo, debe tener en cuenta que su objetivo es determinar si la versión transgénica pudiera presentar riesgos distintos a los presentados por la versión no transgénica, actualmente en uso.  Por eso, cualesquiera que sean los impactos posibles, el transgénico y su contraparte no transgénica siempre deben ser comparados en condiciones similares de empleo

Aceptada esta premisa elemental, siete preguntas clave deben ser respondidas de forma completa y con rigor científico (estas preguntas consolidan la percepción internacional sobre evaluación de riesgos y surgen, con pequeños cambios, en los textos del Protocolo de Cartagena - Anexo III, ítems 8 y 9), en el Biosafety Resource Book, de la FAO, y en muchas otras publicaciones)

1.       La identificación de objetivos de protección relevantes a la evaluación, descritos en el marco legal o regulatorio, así como en otros documentos pertinentes a las políticas públicas de protección ambiental del país.  Estos objetivos son usualmente amplios, tales como protección del medio ambiente, de especies en riesgo de extinción, etc. Esta complejidad debe ser reducida por la selección de elementos clave dentro del conjunto de objetivos de protección, que es dependiente de una evaluación del potencial de daño del transgénico comparado con su parental no transformado, en el ambiente receptor.
2.       La biología del organismo homólogo convencional no modificado y sus usos, con énfasis en los aspectos que son similares al uso pretendido del transgénico. Normalmente hay publicaciones que describen adecuadamente la biología del parental (homólogo convencional no modificado) y su empleo. 
3.       La identificación del medio receptor de los transgénicos.   Esto incluye la presencia de organismos sexualmente compatibles con el transgénico y muchas otras informaciones, pero no los organismos no blanco, que serán considerados en la pregunta siguiente.  
4.       La identificación de  organismos claves que pudiesen sufrir daños debido a la presencia del transgénico.
5.       La construcción genética, con énfasis en la expresión de los transgenes y los cambios fenotípicos y fenológicos esperados como consecuencia de la transformación genética.
6.       La familiaridad del comportamiento biológico esperado, con énfasis en la descripción de modificaciones genéticas convencionales que concurran a la predicción del comportamiento del transgénico.  Cualquier posible impacto ambiental se deberá a la naturaleza de la modificación, y no al método que se utilizó para efectuar la modificación.  Por eso, es posible usar modificaciones convencionales para predecir el comportamiento de un transgénico.
7.       El historial de uso seguro de los genes/hospederos (organismo receptor de la construcción genética) en otros países o en el mismo país. Si bien es cierto que no hay dos ambientes totalmente idénticos, existen condiciones ambientales que sí son comparables, lo cual permite hacer inferencias sobre los resultados esperados. 


Con las respuestas a las preguntas arriba el evaluador de riesgos puede estimar los dos elementos cruciales para la determinación del riesgo de cada peligro presentido: la exposición al peligro (frecuencia de ocurrencia) y el daño (o consecuencia) esperado.

Para cada peligro de la lista de Altieri, con base en las informaciones aportadas por las respuestas a las preguntas clave, es posible estimar un nivel de riesgo: insignificante, bajo, moderado o alto. De hecho, algunos de los peligros tienen suporte en la Biología, pero otros son el producto del primer error de una evaluación de riesgos: el olvido en comparar el transgénico con su contraparte no transgénica.

Tomemos como ejemplo el primer peligro: la expansión de los cultivos, sean transgénicos o no, tiene siempre algún impacto en la diversidad, y no hay razones para esperar diferencias ni del tipo de impacto ni de su nivel entre transgénicos y convencionales.

El según error frecuente es olvidar que un mal manejo de la plantación lleva al aparecimiento de malezas y otras plagas resistentes, sea en la presencia de plantas transgénicas o no. Lo que se pasa es la simples selección de mutantes naturales existentes en las poblaciones de plagas que son tolerantes/ resistentes a la presión selectiva empleada (herbicida/ insecticida).

Un tercer error muy común es imaginarse que la adición(o supresión) de unos pocos genes cambie por completo el comportamiento de una planta. Un maíz transgénico siegue siendo un maíz, con uno, dos o quizás decenas de nuevos genes. El mismo es válido para cualquier otra planta o vertebrado. Entonces,  voluntarios no se convierten en peligrosas malezas, excepto si las plantas convencionales ya muestren esta característica.

Un gravísimo error es considerar como posible la transferencia de genes insertados en el genoma de una planta para bacterias y otros organismos. Hay poderosos mecanismos en las bacterias que cortan los DNAs exógenos. Además, para que un gen permanezca en la bacteria, es indispensable una presión selectiva, que es inimaginable em el caso de resistencia a insectos o tolerancia a herbicidas.

Los peligros 5 y 6 no tienen sustentación científica. Además, el surgimiento de casos de resistencia entre insectos muestra fuerte dependencia a los métodos de cultivo (p. ej., para reducir la ocurrencia de resistencia al Bt hay que emplear refugios – áreas dentro o próximas a las plantaciones, sembradas con la misma variedad de planta, pero no transgénica). Acá, por lo tanto, se sobreponen errores científicos y un escaso conocimiento de agronomía.

Solamente el peligro nr. 7 tiene quizás una pequeña chance de ser real, i.e., de tener un riesgo.  ¿Por qué? Porque la cuestión es de tal forma amplia que centenas de posibilidades directamente se incluyen en su límite. Claro es que una tal pregunta no se hace, porque no será posible determinar causalidad.

Ahora es posible producir la lista de los siete errores principales en las evaluaciones de riesgo de supuestos peligros de los transgénicos al ambiente.

1.       Olvidar de comparar el transgénico con su contraparte no transgénica en condiciones de empleo similares
2.       Olvidar que un mal manejo de la plantación lleva al aparecimiento de malezas y otras plagas resistentes
3.       Creer que la adición (o supresión) de unos pocos genes cambie por completo el comportamiento de una planta
4.       Considerar como posible la transferencia horizontal de genes insertados en el genoma de un eucarionte superior a otro organismo cualquier
5.       De una forma general, extrapolar comportamientos biológicos conocidos de una clase de organismos a otra filogenética o evolutivamente muy distante
6.       También de forma general, extrapolar lo que ocurre in vitro o en condiciones muy especiales en un laboratorio con lo que se pasa en campo
7.       Olvidar la selección natural (el más grave de los errores)

Se añade a los errores arriba un componente casi psicológico: la super-valoración de publicaciones de baja calidad, que quedan aisladas, sin confirmación posterior, pero que traen “pruebas incontestables” de daños causados por los transgénicos. Hay que tener mucho cuidado con las “voces aisladas en ciencia”. Para una discusión, véase http://genpeace.blogspot.com.br/2012/03/vozes-isoladas-na-ciencia-quebra-de.html.  (en portugués).

Aunque toda la contra-argumentación presentada arriba no sea nueva, las siete preguntas persisten después de una década y media. ¿Por qué?

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